El Súper Mercedes de Hitler que no encuentra comprador
Podemos encontrar belleza y excelencia en mitad de la más abyecta maldad, incluso entre los desechos pueden aparecer bellas flores. Hay una historia, real, a cerca del café más caro del mundo que se obtiene de las heces de elefantes que previamente han ingerido esos granos de café. Es en el proceso químico que se produce en el tracto digestivo del paquidermo donde los granos de café fermentan y adquieren las excelentes cualidades que los hacen tan preciados. La forma de recolectarlos es rebuscar entre las deyecciones de esos animales. La historia de este coche, que ahora sale a subasta en Arizona, EEUU, podría asemejarse, en parte, a la de ese carísimo café.
El Mercedes Benz 770K, el Grosser o el Súper-Mercedes es, a pesar de su primer propietario, uno de los más grandes logros de la historia del automóvil en términos de ingeniería, diseño y calidad de construcción. Extremadamente caro, fabricado para ser el ejemplo ante el mundo de la excelencia del pueblo alemán. Era excesivo en todo, desde sus detalles mecánicos hasta la robustez de su chasis fabricado a mano para vestir las más exclusivas carrocerías que pudieran elegir los magnates de la industria o los altos dirigentes de estado a los que este modelo iba dirigido. Cuanto más para el máximo responsable del partido Nazi, a la sazón dirigente del país en aquel 1938.
Es la W150 770K (Kompressor) movida por un monstruoso motor de 7.7 litros capaz de alcanzar los 170 Km/h, un récord absoluto para aquellos años próximos a la Segunda Guerra Mundial. Esta unidad marcada con el número de serie 189744 fue producida bajo las detalladas especificaciones dictadas por el mismísimo Hitler y un oficial de las SS Erich Kempka, quien ejercería como primer conductor de Hitler desde 1934 hasta abril de 1945. Tras el encargo el coche fue fabricado con uno de los 8 primeros chasis W150 y fue entregado a Berlín el 29 Julio de 1939.
El vehículo fue usado por el dictador en sus paradas militares, para recibir a mandatarios afines en sus visitas de estado, como a Mussolini, y para celebrar victoriosas batallas. El uso del vehículo decayó notablemente, al menos la falta de documentación así lo atestigua, a partir de 1941 cuando los motivos de celebración decayeron de forma obvia. Al final de la guerra el Súper-Mercedes sería confiscado por el ejército americano y posteriormente donado a una asociación de veteranos de guerra en los Estado Unidos, tras pasar por varias manos ha estado en poder de un coleccionista desde 2004 hasta la fecha.
El coche, entre otros, fue puesto a la venta en una subasta que tuvo lugar en Scottsdale, Arizona, EEUU, el pasado miércoles 16 de enero, con una muy detallada y completa documentación que acompaña al vehículo (una imagen de la misma se muestra más arriba, donde se indica fecha de compra y cliente (sic)). Conscientes de la gran carga histórica y emocional que acompaña al vehículo, los responsables de la subasta se comprometieron a donar el 10% de la venta del mismo a desarrollar labores de educación con el fin de dar a conocer cómo y porqué sucedió el Holocausto, y cómo prevenir de forma efectiva que tales atrocidades se repitan en el futuro. Desgraciadamente no hubo comprador, o tal vez los vendedores se excedieron, pues esperaban un precio mínimo de diez millones y la puja máxima se quedó en siete; cosas del karma.
Ningún coche elige a su dueño, ni el uso que tendrá.
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