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Un concept car creado sobre el Porsche 914 por el genial Giugiaro

25 Octubre 2017 // Historia

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El Porsche Tapiro recibió ese nombre por su presunta similitud con las formas del Tapir un mamífero de tamaño medio con una característica nariz alargada y prensil, una especie de trompa corta. Su diseño es una disrupción clara con respecto a los modelos habituales para aquella época, todo curvas y bordes suaves, siendo el claro predecesor de una serie de modelos deportivos de agresivas formas que caracterizaron los 70 y 80, perfiles en forma de cuña y ángulos agudos.

Dotado con un motor trasero de 2.4 l H6 ofrecía 220 caballos a 7.800 rpm, una mecánica fiable, aparentemente, dada su procedencia. El diseño claramente innovador aporta una gran superficie acristalada, las ventanillas de cristal curvo son también un claro atrevimiento. Las puertas en ala de gaviota al igual que las capotas de protección del motor, acristaladas también, abrían con el mismo sistema de alas. Es interesante resaltar que este concept car es plenamente funcional, su carrocería de acero está soldada al bastidor, a diferencia de muchos coches concepto de la época que no eran más que meros cascarones vacíos realizados en fibra de vidrio.

Una belleza con trágico final

El prototipo es presentado en Turín en 1970 y a partir de ahí empieza a ser expuesto en los principales salones del automóvil alrededor del mundo, incluido el de Barcelona en 1973. Parece ser que el coche es vendido tras esta última exhibición a un empresario español que lo usa como coche de diario y que sufre algún tipo de accidente que termina con el incendio del coche. Y aquí comienza la historia a hacerse difusa, unas fuentes hablan de que el empresario es atacado con cócteles molotov cuando los empleados de su empresa están en huelga. También hemos leído (y esta parece la versión más cierta si nos fijamos en los detalles que ahora citamos) fue el famoso compositor argentino Waldo de los Ríos, afincado en España (que desgraciadamente se quitaría la vida unos años más tarde, en 1977), quien compra el vehículo. Parece ser que los carburadores Weber triples que montaba el coche tenían una falla en los flotadores y solían desbordarse, la gasolina fluía fuera de la cazoleta cayendo sobre algunos cables eléctricos provocando el desgraciado suceso.

El compositor salió ileso del accidente y el coche fue guardado en la finca que el autor tenía cerca de Madrid, el vehículo es olvidado hasta 1977 cuando, tras el fallecimiento del autor, se plantea su restauración un trabajo que nunca se llevaría a cabo. Y llegamos a nuestros días donde encontramos la susodicha pieza en el Museo Italdesign en el mismo estado que quedó tras su incendio, de cómo llegó allí y de qué ocurrió para que lo hiciera no tenemos información, sólo una foto en la que vemos a Giugiaro y a su hijo mientras el coche es descargado.

Para evitar finales no deseados aseguramos los clásicos. www.alfonsofigares.com

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